La Empresa Pública Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (EMGIRS-EP), es la única institución municipal encargada de operar las escombreras autorizadas en el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ). El objetivo es brindar un servicio de disposición final técnico de los residuos provenientes de actividades relacionadas a la construcción.

El Troje IV inició sus operaciones en marzo de 2015 en beneficio de la ciudadanía, brindando un espacio para la disposición adecuada de escombros en la capital y de esta manera evitar la contaminación ambiental y paisajística en las quebradas y ornato del DMQ.

Esta escombrera tiene un área aproximada de 44 hectáreas y se tiene pensado que esté en funcionamiento hasta octubre de 2025, en donde se tiene previsto recibir alrededor de 1`047,403.66 metros cúbicos de material.

Este proyecto cuenta con licencia ambiental emitida por el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), es así que, en cumplimiento con el plan de cierre y abandono del Plan de Manejo Ambiental (PMA) y con el propósito de estabilizar las plataformas, la EMGIRS-EP planificó la reforestación de 8 hectáreas intervenidas, con especies como guaba, cerezo, cedro, calistemo, yaloman, lo cual permitirá integrar este espacio al parque metropolitano sur para el uso recreativo de la ciudadanía.

La institución como parte de su responsabilidad ambiental y en conmemoración al Día del Árbol, la mañana de este 22 de mayo, dio inicio a la reforestación de 4.000 árboles, con el apoyo de autoridades municipales, colectivos, moradores del sector, estudiantes, y ciudadanía en general.

Recordamos que, la Ordenanza Metropolitana No. 001 en su artículo IV 3.40 establece: “es responsabilidad de los productores de escombros su recolección, transporte y disposición final en las escombreras autorizadas”.

La escombrera el Troje IV, está ubicada en la avenida Simón Bolívar, frente a la Planta de Tratamiento de Agua El Troje, a la altura del Parque Metropolitano del Sur (recorrido sur-norte, a 10 minutos desde el intercambiador de Guajaló.

Con conciencia ambiental, Quito renace.